La historia detrás de este proyecto, Horta Viva, se remonta a los antepasados de Miguel, los cuales compraron tierras gracias a créditos estatales para dedicarse a la agricultura. Aunque ahora es difícil adaptarse a las nuevas condiciones económicas, sociales y de consumo, Miguel y su familia siguen manteniendo el proyecto VIVO a día de hoy. Actualmente cuentan con un vivero de plantas hortícolas y una pequeña parcela de agricultura ecológica, dedicada especialmente para el autoconsumo. La familia también realiza investigaciones en variedades de tomates, pimientos y berenjenas. Según Miguel, las multinacionales siguen produciendo semillas transgénicas, las cuales no permiten la existencia de variedades autóctonas, dado que el mercado actual no valora tanto los productos tradicionales y ecológicos como los productos químicos de diseño. A pesar de ello, y aunque la etiqueta de "ecológico" no siempre garantiza la calidad del producto, la familia de Miguel sigue produciendo ecológico por valores y por salud.